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Vacunación en embarazo

Qué hemos aprendido de la COVID: impacto de la vacuna y/o del virus en la reproducción femenina

La aparición de la nueva infección por coronavirus que surgió en Wuhan (China) en diciembre de 2019 dio lugar a una epidemia que se extendió rápidamente hasta convertirse en una de las amenazas más importantes para la salud pública de los últimos tiempos. En el contexto de la Reproducción Asistida, tanto los especialistas en medicina reproductiva como los pacientes también han luchado contra esta pandemia viral sin precedentes. Ante los acontecimientos, la mayoría tuvo que tomar serias decisiones, algunas de ellas carentes de evidencia científica dadas las circunstancias, y con el único objetivo de garantizar una atención segura a las pacientes, reduciendo los contactos no esenciales, y previniendo posibles daños maternos y complicaciones fetales en futuros embarazos; pero, a medida que el brote avanzaba, una comunicación coherente y consistente, basada en la ciencia, ha resultado esencial.

En cuanto al impacto del virus en la reproducción femenina, no hay pruebas que sugieran la presencia de partículas virales de SARS-CoV-2 en el ovario humano. Algunos estudios retrospectivos no mostraron diferencias significativas en los niveles séricos de hormonas sexuales y antimüllerianas (AMH) en mujeres con Covid-19 en comparación con los controles. En consonancia con estos datos, los resultados derivados de un estudio de nuestro grupo sugerían que el SARS-CoV-2 no podía asociarse con una reserva folicular disminuida, basándose en los niveles de AMH que permanecían estables a pesar de la enfermedad. En resumen, el hecho de haber contraído la enfermedad no parece afectar a la reserva ovárica, ya que el virus no influye directamente en la producción de AMH alterando el recuento de folículos antrales. Dado que el brote de Covid-19 es todavía reciente, aún no se han realizado estudios sobre su efecto a largo plazo en la fertilidad femenina. Se necesitan estudios más sólidos con un tamaño de muestra mayor para llegar a una conclusión precisa sobre su impacto en la fertilidad femenina.

No contamos con pruebas sobre la presencia del virus en el endometrio. Aunque no parece existir un efecto negativo de la enfermedad en el endometrio, se necesitan más estudios tanto a nivel molecular como en los resultados clínicos.

Durante mucho tiempo han circulado rumores sobre una relación entre la vacunación contra el SARS-CoV-2 y la infertilidad. Es totalmente comprensible que la gente esté preocupada, especialmente ante una nueva vacuna como la de ARNm, que es una tecnología relativamente nueva. Uno de los argumentos no probados del impacto negativo de la vacuna de ARNm en la fertilidad era la supuesta similitud entre la proteína de la espiga del SARS-CoV-2 y la sincitina-1, una proteína esencial para la formación de la placenta en el embrión en desarrollo. La teoría era que los anticuerpos producidos contra esta proteína también podrían atacar la placenta y provocar abortos espontáneos; sin embargo, estas afirmaciones han sido refutadas, ya que la vacuna no contiene sincitina-1 ni su secuencia de ARNm.

Las pruebas actuales sobre los efectos de la vacuna contra el SARS-CoV-2 en la fertilidad humana son muy limitadas. Según nuestros resultados, la vacuna no parece afectar a la fertilidad de las mujeres, ya que no encontramos diferencias significativas en los resultados de los tratamientos a los que se sometió cada paciente antes y después de la vacunación. Estos datos coinciden con los de estudios publicados anteriormente en los que se afirma unánimemente que la vacunación no produce ningún efecto perjudicial sobre la fisiología reproductiva femenina. Esta línea de argumentación se mantiene independientemente de la vacuna recibida. La exposición a cualquiera de los dos tipos de vacunas no afecta a la reserva ovárica, a las características de estimulación ovárica ni a la foliculogénesis. Incluso si nos centramos en el tiempo entre las recuperaciones de ovocitos, tampoco encontramos diferencias en este aspecto, ya que no se observó ninguna disminución en el ciclo post-vacunación. Por último, los ciclos posteriores a la vacunación entre los diferentes tipos de vacunas y una población similar de mujeres no vacunadas no mostraron ningún cambio medible en la foliculogénesis ovárica ni en los resultados de la FIV.

En resumen, los datos actuales resultan alentadores, ya que muestran que ni la vacunación contra el SARS-CoV-2 ni el tipo de vacuna pueden afectar a la fertilidad de las mujeres. Los rumores y mitos sobre los efectos de las vacunas contra el SARS-CoV-2 se han difundido como una variante de la desinformación viral. Sin embargo, desde el punto de vista de la reproducción, es obviamente una buena opción vacunarse, dado que no existen pruebas de que las vacunas provoquen infertilidad y la infección por el SARS-CoV-2 tiene un impacto muy perjudicial en la salud general.

 

 

 

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